La ansiedad es un concepto psicológico que se atribuye a un fenómeno abstracto para que los profesionales entre sí puedan comunicarse y llegar a una comprensión mutua. Por ello, es imprescindible definirlo con cada persona que acude a consulta a través de la escucha sobre el relato de las sensaciones físicas que está experimentando, aunque en realidad se refiere a miedo sostenido en el tiempo.
Pero antes de abordar los tipos de ansiedad, explicaré que la ansiedad o miedo puede ser adaptativa ante determinadas situaciones porque es una señal de alerta que advierte sobre un peligro inminente y sirve para enfrentarse a una amenaza o huir de ella. Además es una respuesta habitual a distintas situaciones cotidianas estresantes. En cambio se convierte en trastorno psicológico cuando aumenta en intensidad o frecuencia y se vuelve patológica, provocando malestar significativo en la vida cotidiana de la persona.
Los síntomas de la ansiedad afectan al plano físico, psicológico y conductual:
- Físicos: falta de aire o ahogo, mareos, sudoración, palpitaciones, tensión muscular, entumecimiento, opresión en el pecho, escalofríos, temblor…
- Psicológico y conductual: dificultad para conciliar el sueño, inquietud o impaciencia, comportamientos de evitación, dificultad para concentrarse o tener la mente en blanco, fácil fatigabilidad, irritabilidad, preocupación excesiva o constante…
El ataque de ansiedad es un tipo de problema psicológico que puede ser definido como miedo al miedo. Es un tipo de trastorno fóbico tan invalidante, debido a que se abandonan las habituales actividades laborales, sociales, familiares, personales o domésticas de la vida diaria, que requiere una intervención psicológica lo más inmediata posible para detener la situación insostenible que se ha creado, tanto para la persona que lo sufre, como para su entorno.
El miedo sostenido en el tiempo sucede porque la persona a través de los pensamientos repetitivos y recurrentes se queda enganchada o anclada en la experiencia.
Según hacia donde dirijas tu atención, eso es lo que alimentarás, miedo o amor, y según cómo evalúes la situación, eso generarás, problema o solución.
Observa ese miedo, no lo intentes controlar, ni te aferres a él, ya que conseguirás el efecto contrario, es decir, hacerlo aún más presente.
El trabajo que hay que hacer consiste en:
- Tolerar tu experiencia actual, en este caso sentir el miedo, ya que te está comunicando algo que debe ser escuchado. No lo catalogues como normal o anormal, es lo que necesitas en este momento, y no lo compares con lo que debería o no debería ser.
- Crear una conexión con uno mismo y con los demás más congruente y coherente, escuchándonos y respetando nuestras necesidades. Ya que las personas con ansiedad se encuentran ensimismadas, centradas demasiado en la relación con su mente o diálogo interno.